martes, 1 de diciembre de 2009

CHOCOLATITOS CHAFAS


Una monja iba caminando por la calle; de repente, una rubia muy guapa se ofrece a llevarla en su coche. Muy agradecida, la monja sube al automóvil, un reluciente Ferrari color rojo, con asientos de piel, equipo de sonido Alpine y 100 cosas extras. Entonces, la monja le dice a la güera: - ¡Qué bello auto! Debe haber trabajado mucho para poder comprarlo, ¿verdad? – No, no fue así, hermana, me lo obsequio un empresario que se acostó conmigo durante algunos meses. La monja no dice nada, y mirando hacia el asiento de atrás vio un bellísimo abrigo de visón y le pregunta de nuevo a la rubia: - Su abrigo es muy bonito, debe haberle costado una fortuna.
-En verdad no me costó nada, me lo regalo un jugador de futbol por haber pasado un par de noches con él. La religiosa tampoco dice nada y ya no habla más durante el viaje. Llegando al convento, se va a su cuarto y se dispone a dormir. De pronto, alguien toca la puerta. - ¿Quién es? – Pregunta la monja – Shhhhh, soy yo, el Padre Pedro. - ¿Sabe que, padre? ¡A chingar a su madre con sus pinches chocolatitos!

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