martes, 1 de diciembre de 2009

FIJACIÓN POR LA NALGAS


Podemos afirmar – sin temor a equivocarnos – que las nalgas de una mujer siempre han sido, son y serán un imán para las miradas masculinas, pero ¿sabes porque tienes esa preferencia por las partes posteriores de una fémina? La razón por la que volteamos a ver el trasero de una chava que paso es porque está en nuestros genes y tiene un origen en los tiempos prehistóricos. “Las primeras tribus humanas que habitaron el planeta copulaban como los animales, es decir, en cuatro patas; he ahí el interés masculino por “la nalga”, ya que era signo inequívoco de calidad reproductiva”, destaco la sexóloga Alejandrina Román de Giro. Después, la especie humana “evoluciono”, la posición bípeda (de pie) hizo que el trasero y los olores perdieran importancia, pero la “información primitiva” se quedo grabada en algún lugar recóndito del cerebro y es la que continua manifestándose cada vez que los hombres volteamos a ver las nalgas cual exorcista (con el cuello retorcido y la cara hacia la espalda)

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